26 de julio de 2011

Marcándonos Objetivos


Mucho se ha escrito sobre cómo alcanzar nuestros objetivos, pero a veces el problema no se encuentra en el logro de nuestras metas, sino en ellas mismas.
De vez en cuando es necesario dirigir la mirada hacia la vida que cada uno de nosotros llevamos, para poder revisar nuestros objetivos o plantearnos incluso otros nuevos.
A través de esta bonita metáfora podemos reflexionar sobre nuestra propia vida y sobre el valor que adjudicamos a todas y cada una de las cosas que forman parte de ella.

Imaginemos que tenemos un jardín y que somos los únicos responsables de cuidarlo. Somos el jardinero de nuestro jardín. Las plantas simbolizan lo que tenemos en la vida. Si observamos podremos ver las plantas que tenemos: la planta del trabajo, de la familia, de los amigos, de las aficiones, de nuestro cuerpo… Ante la visión de nuestro jardín podemos empezar a plantearnos muchas preguntas:
– ¿Todas las plantas están igual de cuidadas? ¿Cuáles están más mustias y necesitan más nuestras atenciones?
– ¿El número de plantas de nuestro jardín es el adecuado? Si tenemos demasiadas plantas quizá será imposible dedicarles el tiempo que necesitan, y si disponemos de pocas, y por inclemencias del tiempo se marchitan algunas, nos quedaremos con un jardín muy pobre.
– Además de plantas, en nuestro jardín también se encuentran algunas semillas que nosotros mismos hemos plantado. Son nuestros objetivos. ¿Por qué hemos elegido estas semillas y no otras? Probablemente se deba a que queremos tener un jardín como el del vecino, quizá porque nos lo han sugerido con demasiado énfasis las personas que nos rodean, o tal vez porque realmente nosotros deseamos las plantas que brotarán de ellas. ¿Cuál es nuestro caso?
– El crecimiento de las plantas requiere su tiempo. Muchos jardineros se impacientan, empiezan a plantar más semillas para comprobar si, al contrario de las ya sembradas, de ellas brotan plantas con más rapidez. Sin embargo, las semillas recién plantadas, como todas, requieren su tiempo para convertirse en plantas frondosas. Con su estrategia, fruto de la impaciencia, acaban con un jardín donde han sembrado muchas semillas, pero de las que no han obtenido ninguna planta porque no las han cuidado con paciencia. ¿Somos jardineros pacientes?
– Muchos jardineros, cuando plantan una semilla se imaginan todos los detalles de la planta que crecerá. Y cuando observan que la forma o el color de las flores o el número de hojas no son exactamente como habían previsto, empiezan a creer que han escogido la planta equivocada o que quizá no hayan realizado de forma correcta su labor. Otros, en cambio, observan sus plantas y aprecian y disfrutan de esas pequeñas sorpresas de la naturaleza. ¿Nos desespera lo que no se ajusta a nuestras expectativas?
– En nuestro jardín también habitan malas hierbas. Éstas simbolizan nuestros miedos, nuestras inseguridades, nuestras dudas, nuestros complejos… Hay jardineros que se dedican todo el tiempo a intentar arrancar malas hierbas y descuidan el resto de sus plantas. Cuanto más se dedican a arrancarlas, peor está el resto de sus plantas. Todos los jardines tienen malas hierbas. Si no fuera así, sería tan artificial que lo veríamos irreal. ¿Dedicamos más tiempo obsesionados con las malas hierbas o a regar nuestras plantas?
                                                                     
                                                                             Kelly G. Willson y M. Carmen Luciano


“La primera condición para hacer algo es no querer hacerlo todo al mismo tiempo” (Tristán de Athayde)

“Lo que importa verdaderamente no son los objetivos que nos marcamos, sino los caminos para lograrlos” (Peter Bamm)




Técnicas de Autocontrol


A menudo te encuentras con pacientes pacientes que se resisten a ser guiados por otra persona para el cambio de determinados aspectos de su vida. De hecho, éste es uno de los factores que puede hacer fracasar la terapia (la falta de participación e implicación del sujeto).
Este factor puede solucionarse adoptando un modelo de intervención más participativo, que implique y motive al sujeto, transmitiéndole lo idónea y necesaria que es su cooperación en el diseño y puesta en marcha del programa.
El objetivo final de los programas de autocontrol es que el individuo aprenda a ser su propio terapeuta.

Una persona muestra autocontrol cuando, en ausencia de imposiciones externas inmediatas, lleva a cabo una conducta cuya probabilidad es menor que otras conductas disponibles en su repertorio.
Por tanto, el AUTOCONTROL es: La habilidad susceptible de aprendizaje, que engloba cualquier conducta controlada exclusivamente por variables autogeneradas (físicas, sociales o cognitivas), que trate de alterar la probabilidad de ocurrencia de otra conducta, cuyas consecuencias, podrían resultar aversivas para el individuo.

FASES DEL ENTRENAMIENTO EN AUTOCONTROL


  1. Autoobservación: Enseñar al paciente a operativizar sus problemas, para después obtener datos acerca de las características topográficas y las relaciones funcionales de los mismos.
  2. Establecimiento de objetivos: El paciente habrá de decidir qué nivel de control quiere alcanzar sobre la respuesta conflictiva.
  3. Entrenamiento en técnicas concretas y establecimiento de criterios de ejecución: Se deciden las técnicas concretas de autocontrol en las que se entrenará al cliente. Se establecen las reglas de conducta que guiarán todo el entrenamiento (qué se compromete a hacer el cliente y en qué momentos concretos).
  4. Aplicación de las técnicas en contexto real: Una vez que se ha llevado a cabo el entrenamiento en la consulta, se pone en práctica lo aprendido en la vida diaria.
    • Autoobservación. Identificación de la situación problemática.
    • Aplicación de la técnica adecuada a los requerimientos de la situación.
    • Autoevaluación. Comparación de la ejecución en ésta situación con los criterios conductuales que previamente se habían establecido.
    • Autorrefuerzo o autocastigo en función de la adecuación de la conducta a los criterios de ejecución.
    • Autocorrección. En caso de que la conducta no haya alcanzado los criterios establecidos, habrá que identificar si el problema ha estado en la autoobservación, en la aplicación de la técnica o en la autoevaluación.
  5. Revisión de las aplicaciones con el terapeuta: Se analizan las dificultades y problemas que hayan surgido.

TÉCNICAS DE AUTOCONTROL
  1. Técnicas de control estimular: Se planifica el contexto estimular en el que tiene lugar la respuestas controlada de manera que su probabilidad sea alterada. La intervención se realiza antes de que la conducta tenga lugar, manipulando los estímulos discriminativos que la controlan.
  2. Técnicas de programación conductual: La intervención se realiza a posteriori, manipulando las consecuencias de la respuesta una vez que ésta ha tenido lugar.
 Es necesario motivar al sujeto para el cambio, haciéndolo parecer como positivo y accesible a sus posibilidades, mediante la estructuración del proceso de entrenamiento y la clarificación de las metas.

Técnicas encaminadas a conseguir éstos objetivos:

 1. Autoobservación:

Es imprescindible que el sujeto aprenda a detectar su conducta problemática antes de intentar modificarla.

La primera tarea del terapeuta será hacer ver al cliente la importancia de tener un registro preciso acerca de sus conductas problema y enseñarle a operativizarlas (expresiones claras y concretas, susceptibles de observación y cuantificación).

2. Contratos conductuales:

Sirven para formalizar el programa de intervención de manera que el sujeto sepa qué hacer en cada momento y qué contingencias ha de administrarse.

3. Programación de tareas intersesiones:

La finalidad:
  • Fomentar la participación del individuo, haciendo que se integre de manera activa en el programa de cambio.
  • Ofrecer al sujeto la posibilidad de ensayar todo lo aprendido con el terapeuta, y darse cuenta de las dificultades que encuentra en su puesta en marcha, para su posterior discusión en la consulta.
Estas tareas son también una manera de obtener información acerca de las posibles áreas conflictivas en la vida del sujeto.

La asignación de tareas, en los programas de autocontrol, alcanza un papel central, por hacer que el cliente asuma su responsabilidad en el cambio..

Los ejercicios asignados deben estar adaptados a las posibilidades del individuo (al principio deben ser sencillos, permitiendo un logro rápido de objetivos).

TÉCNICAS DE CONTROL ESTIMULAR

Están encaminadas a planificar el medio social y físico en el que se desenvuelve el sujeto, modificando ciertos aspectos que alterarán la probabilidad de la respuesta controlada.

El control estimular implica alguna de las siguientes estrategias:

  • Restricción física: Encaminada a prevenir una respuesta (ponerse guantes para no morderse las uñas).
  • Eliminación de estímulos: Hacer desaparecer los estímulos discriminativos elicitadores de conductas conflictivas que deseamos eliminar (sacar la TV del cuarto de estudio).
  • Cambiar los estímulos discriminativos: Restringir el número de estímulos elicitadores de una respuesta (fumar solo en determinadas ocasiones).
  • Cambiar el medio social: Introducir alguna persona en el contexto, para que su presencia impida la realización de la respuesta problema (el exhibicionista sale siempre con un amigo).
  • Modificar las propias condiciones físicas o fisiológicas: Modificar el propio medio interno del sujeto para que se reduzca la probabilidad de ciertas respuestas (tomar algo antes de ir a comprar para evitar tentaciones).

TÉCNICAS DE PROGRAMACIÓN CONDUCTUAL

La intervención se realiza una vez que la conducta se ha llevado a cabo. Se manipulan las consecuencias de la respuesta a controlar.

1. AUTORREFORZAMIENTO:


Cuando es el propio individuo quien aplica, exclusiva y contingentemente, las consecuencias reforzantes de la conducta.
 Refuerzos a utilizar: Del mismo tipo que en condiciones de refuerzo externo.
  • Material: dinero, comida.
  • Actividades gratificantes: ir al cine.
  • Reforzamiento simbólico: expresiones positivas.
  • Retirada de un estímulo aversivo o reforzamiento negativo: retirar la foto en bañador antes de empezar el régimen.
2. MÉTODOS ENCUBIERTOS:

Consiste en utilizar la imaginación del sujeto para la representación de estímulos, respuestas y consecuencias, reforzantes o aversivas.

Condición indispensable: Que el sujeto tenga un nivel suficiente de capacidad imaginativa, es decir, debe ser capaz de imaginar vívidamente la situación.

Si no es así, se realizará un entrenamiento en imaginación.

a) Sensibilización encubierta:

Consiste en que el individuo se imagine a sí mismo realizando la conducta cuya frecuencia pretende reducir y, de manera contingente y brusca, pase a imaginar algún acontecimiento aversivo que el comportamiento podría acarrear a largo plazo, o algún hecho que, aunque poco real, resulte muy aversivo para el sujeto.

Otra manera: Usar la imaginación únicamente para anticipar las consecuencias aversivas que puede generar la respuesta problema, o para hacer contingente a la misma algún acontecimiento muy aversivo.

La conducta objetivo sin embargo, se está ejecutando en la realidad.

Esta variante se suele utilizar en problemas de obesidad, para el autocontrol de la conducta de comer en exceso, o para dejar de fumar.

b) Autorreforzamiento encubierto:

Imaginar la conducta objeto de control y la autoadministración de consecuencias reforzantes tambien de manera imaginada.

Ejemplo: Persona con exceso de peso que mientras realiza ejercicio físico, se imagina paseando por una playa con un llamativo bañador.

c) Modelado encubierto:

Utiliza la imaginación para presentar al sujeto un modelo seguro, hábil y capaz, que realiza la conducta temida.

Primero, el sujeto se imagina a sí mismo actuando tal y como él se comporta habitualmente, para, posteriormente, imaginar cómo el modelo realiza una actuación adecuada.

AUTOINSTRUCCIONES


Consiste en aprender a utilizar una serie de comentarios y sugerencias que controlen la realización de la tarea, de forma que el sujeto los internalice y generalice, transformándose así en un esquema cognitivo, que vaya guiando su comportamiento.

CONSIDERACIONES FINALES 

Los métodos expuestos, no agotan la totalidad de los que pueden ser utilizados en programas de entrenamiento en autocontrol. En realidad, cualquier técnica de modificación de la conducta, puede ser aprendida e incorporada al repertorio conductual del sujeto, para posteriormente, utilizarla en la vida diaria.

Llegar a tener un nivel adecuado de autocontrol permite al sujeto una mejor adaptación al medio y una mayor autoestima.

El terapeuta en éste proceso tiene un papel exclusivamente temporal, de apoyo y guía del cambio conductual, debiendo ser cuidadoso para no detentar responsabilidades que el cliente ya esté en condiciones de asumir. 



18 de julio de 2011

La perseverancia


EL BAMBÚ JAPONÉS

«No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere
de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio
que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla
sembrada y grita con todas sus fuerzas: "crece, maldita seas!". Algo
muy curioso sucede con el bambú japonés, que lo transforma en no
apto para impacientes: Siembras las semillas, la abonas y te ocupas de
regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada
apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros
siete años, a tal punto que un agricultor inexperto estaría convencido de haber comprado
semillas estériles. Sin embargo, en el séptimo año, en un período de sólo seis semanas, la
planta de bambú crece más de 30 metros. ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No. La verdad es
que le tomó siete años y seis semanas desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente
inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitían
sostener el crecimiento que iba a tener después.

                                           -----------------------------------------
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas,
triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento
interno y que éste requiere tiempo. Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que
aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente, justo cuando ya estaban a punto
de conquistar la meta. Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo logran el éxito
aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado. Es necesario
entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que
nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que
todos tenemos), debemos recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y entender que
no debemos bajar los brazos, ni abandonar la lucha por no "ver" el resultado que esperamos,
pues sí está sucediendo algo dentro de nosotros: estamos creciendo, madurando.
Quienes no se rinden, van gradual y progresivamente creando los hábitos y el temple que
les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice. El triunfo no es más que un
proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos
obliga a descartar otros».


  POESIA A LA PERSEVERANCIA
Cuando vayan mal las cosas, como a veces suelen ir;
cuando tenga tu camino solo cuestas que subir;
cuando tengas poco haber, pero mucho que pagar
y precises sonreir, aun teniendo que llorar.
Cuando el dolor te agobie y no puedas ya sufrir,
descansar acaso debas, pero nunca desistir!.

Tras las sombras de la duda, ya planteada, ya sombria;
puede estar quizas el triunfo, no el fracaso que temias,
y no es dable a tu ignorancia figurarte cuan cercano
puede estar el bien que anhelas y que juzgas tan lejano.

Lucha pues por mas que tengas en la brega que sufrir,
cuando este peor todo, mas debemos insistir!









14 de julio de 2011

Cómo afrontar la manipulación de otras personas




La manipulación es algo universal prácticamente todo el mundo ha usado técnicas de manipulación, desde bebés sin saberlo estamos usando técnicas de manipulación. El problema viene cuando se basa la relación con los demás en las técnicas de manipulación.

Las tácticas que se emplean son asombrosamente simples, tanto que se pueden resumir en sólo tres estrategias generales: Amenazar, criticar o inhibirse. También son muy eficaces. El miedo, la culpa o la vergüenza que generan son capaces de movilizar a prácticamente todos los seres humanos en la dirección requerida por el manipulador, bien directamente, o bien como protesta ante su acción.

Un buen truco para detectar la manipulación y saber quién te manipula es analizar lo que sientes cuando estás con esa otra persona. ¿Miedo? ¿Culpa? ¿Vergüenza? ¿Aprensión? ¿Inseguridad? ¿Repulsión? ¿Pensar que eres un imbécil o un inútil? ¿Intenso afecto inmotivado? Una relación normal no debe producirte emociones negativas, todo lo más neutras, y sentimientos demasiado positivos (no de enamoramiento) con alguien a quien acabas de conocer son sospechosos.

Las técnicas de  manipulación se basan en emociones básicas
  • Manipulación por culpa
  • Manipulación por vergüenza
  • Manipulación por miedo
  • Manipulación por acariciar el ego
  • Manipulación por desprecio (privación, dejar de hablar, ignorar)
  • Manipulación usando chantaje emocional.
    Lo más efectivo del manipulador es usar las emociones básicas como la culpa, hacer sentir culpable, la vergüenza, el miedo (al ridículo, la inseguridad, el qué dirán)
     
    El manipulador tienen una visión particular de sentir y comportarse, el primero es él, y los demás son instrumentos que puede usar para lograr sus propósitos. El manipulador tiene un marcado rasgo de egoísmo.
    Son muy hábiles haciendo lo hacen, el manipulador usas sus tácticas y si le funcionan (como el niño cuando logra llorando la golosina) las va perfeccionando, llega el momento que son actores consumados.
    El trasfondo del manipulador está en la falta de respeto al otro, la nula empatía, el manipulador se siente “por encima” del resto, siente que tiene poder para lograr lo que quiere con determinadas personas usando sus técnicas.

    ¿Cómo hacer frente a los manipuladores?
     
    Para intentar afrontar las relaciones con las personas manipuladoras cotidianas (aquellas que de forma continuada en su vida son así) hay que seguir unas pautas que podemos sintetizar de esta forma:

    · Conocer los propios
    puntos débiles y reforzarlos. Las carencias del manipulador están en unos puntos. Las del manipulado en otros. ¿Cuáles son? Esa es nuestra tarea.

    · Tomar la decisión de modificar la relación, a sabiendas de que va a suponer un esfuerzo
    considerable. Hemos de decidir salir de esa relación que nos lleva al sufrimiento y la infelicidad.

    · Mantener abierto el canal de la comunicación: “Que no te cuelguen el teléfono, cuando le dejas las cosas claras”, que no te corte la comunicación unilateralmente.

    · Aprender a ser asertivos, a decir lo que se piensa, respetando al otro pero defendiendo nuestros derechos.

    · Plantearse la supervivencia a la agresividad, sea esta ejercida por el manipulador/a activa o pasiva, como el mayor problema a superar.

    · En el caso de que se llegue a agresión, hemos de recurrir a todas
    las posibilidades que permita el sistema legal para enfrentarse a la agresión.

    · No empeñarse en intentar cambiarles. Son así, y tendrán que convivir con su inseguridad. No hay que ser salvador de nadie, sólo compañero/a, amigo/a, pareja, expareja, hermano/a, hijo/a.

    · Tener siempre presente la posibilidad de romper la relación, y ejercer ese derecho en el caso en que sea necesario.

    Debes descubrir tus puntos débiles antes de enfrentarte a ellos, tienes que tapar tus puntos débiles, aquellas vulnerabilidades de las que se aprovechan para dominarte.

    Los puntos débiles que ellos/as detectan habitualmente son:

    *Baja autoestima (si no la tienes intentan creártela).
    *Ser tan manipulador como ellos: Inseguridad, carencias afectivas, ansiedad ante la evaluación social (de los demás)...
    *Miedo a pérdidas emocionales (te van a dejar, vas a tener una ruptura, no te van a querer ,etc.) y físicas (vas a perder tu trabajo, tus ingresos, tu casa…) . 
     
    Aunque cualquiera puede ser víctima de manipulación, hay personas más proclives a ello. Para sobrevivir a los manipuladores, es útil detectar el punto débil que les ha permitido apoderarse del control sobre la vida de la otra persona en una o varias de las áreas importantes.
    Los puntos débiles suelen estar relacionados con la baja autoestima, la necesidad de aprobación, y el miedo a la posibilidad de perder el contacto con la otra persona, los hijos o los bienes comunes.

    Hay que prestar especial atención a:

    · LA AUTOESTIMA: Si te valoras en base al juicio de los demás, tienes tendencia a centrar la evaluación de tus acciones en los puntos negativos o te quieres poco, es probable que seas un objetivo fácil.

    · LOS RASGOS
    TÍPICOS DE LOS MANIPULADORES: A menudo las relaciones humanas son una batalla campal entre dos personas por el control. La presencia en el presunto manipulado de carencias afectivas, preocupación excesiva por la opinión de otras personas en relación a sus actos, baja autoestima, proyección o actitud agresiva son también puntos clave.
    · EL MIEDO A LA PÉRDIDA: Los manipuladores cotidianos establecen relaciones en las que arriesgan poco. Normalmente es la otra persona quien soporta el peso del vínculo, tanto en términos afectivos como económicos. De esta forma se sitúan en una posición de poder, al tener menos que perder que la otra parte ante la ruptura de la relación. Es casi seguro que el manipulado tenga miedo a la ruptura por todo lo que ha arriesgado en el proceso.
    Basta con una de estas características para ser un manipulado en potencia. Y, ¿quién no está en una de las tres situaciones? Cuando das con una persona que quiere salirse con la suya a toda costa porque es la única forma de resolver su inseguridad, aunque tengas una autoestima normal te la irá minando hasta que caigas; aunque no emplees estrategias de manipulación te irán imponiendo su estilo de comunicación hasta que sólo sepas hablar mediante indirectas, "comentarios inocentes" y sugerencias. Y prácticamente todas las relaciones que establecen son asimétricas en cuanto al reparto de cargas. Cualquiera es, o puede ser, manipulador o manipulado.
     

13 de julio de 2011

Gelotofobia



Gelotofobia, en el vocablo griego, gelos quiere decir risa y fobos miedo, la fobia se impulsa en cuando la persona que la padece escucha a otra persona reírse. Es ahí precisamente cuando relacionan esta reacción con su personalidad y se origina la sensación de que han dicho o hecho algo ridículo, de forma tal que piensan el fenómeno como un ataque personal. El problema es que consideran que cualquier risa o carcajada que se escuche en su entorno está relacionada con ellas, hasta el punto de que la situación puede provocar síntomas propios de un ataque de ansiedad: sudoración, mareo y temblores.

 Este trastorno afecta principalmente a personas jóvenes que viven una etapa delicada -la adolescencia- con tendencia a sufrir inseguridad, timidez, y miedo al rechazo. La consecuencia es que estas sensaciones se mantienen en el tiempo y se exageran hasta generar terror a mantener relaciones sociales y al contacto con desconocidos. La inseguridad generada por esta fobia contribuye a que la persona se aísle socialmente e, incluso, sufra depresión.

-¿Cómo podemos evitar la gelotofobia?

  • Tanto padres como educadores deben evitar ridiculizar al niño o joven. Los errores infantiles no deben ser castigados con la humillación.
  • No utilizar la burla sarcástica ni la mofa para controlar un comportamiento no conforme. Hay que desechar otros métodos para avergonzar al niño como privación de cariño o de atención, o una vigilancia excesiva.
  • No juzgar de forma autoritaria una conducta o comentario; es mejor opinar y dar las razones por las se piensa de forma diferente para que la persona lo comprenda.
  • No comparar con otros, es mucho más efectivo poner ejemplos de conductas deseadas. Poner a otras personas como modelo podría hacer disminuir la autoestima.
  • Colocar "etiquetas" afecta mucho a los jóvenes, que están desarrollando su identidad. Hay que evitar frases del tipo: "es que eres..." con connotaciones negativas, ya que eso pueden incorporarlo a su autoconcepto fácilmente.
  • Si aparecen situaciones hilarantes, es importante que no se menosprecie a la persona. Intentar reírse "con ella", nunca "de ella".
  • Educar a los jóvenes a tolerar la sensación de ridículo. Aprender a ser autocrítico con uno mismo para mejorar, nunca para menospreciarse.
  • Enseñar a reírse de uno mismo es un aprendizaje sano que relaja a la persona en situaciones sociales.
  • Si la situación provoca un estilo de vida defensivo que tiende al aislamiento social, lo mejor es acudir a un especialista.

12 de julio de 2011

El Síndrome de Koro






El Koro es un caso de trastorno paranoico  ligado a la cultura , el trastorno tiene que ver con los órganos sexuales masculinos y se da en zonas del sudeste asiático.
Los afectados creen ver reducido el tamaño de su pene de forma contínua. Según cuenta la creencia popular, el pene se retrae dentro del abdomen ( en el caso de mujeres, los labios de la vulva o los pechos ) y el afectado muere inmediatamente. Con dicho panorama, sobra decir que normalmente los enfermos de Koro entran en estados de pánico que les hacen llegar a cualquier extremo con tal de detener esa retracción de su miembro, ya sea mediante acupuntura o métodos algo más radicales, como pesos colgantes y otras barbaridades por el estilo. 



No hay evidencias biomédicas o etiológicas de esta dolencia. Parece ser una creencia basada en la histeria o la paranoia. Pero si es cierto que se han documentado epidemias de Koro en Malasia y el sur de China (donde este trastorno se denomina sou yang). Al parecer esta especie de trastorno parece una obsesión que se contagia.
Al parecer puede haber parte de trasmisión oral  e imitación de esta enfermedad, es decir que se puede “contagiar” la obsesión de padecerla. Algo así como una histeria colectiva. El estado físico de una persona puede trasmitirse fácilmente entre la gente que le rodea incluso si esa supuesta dolencia física es producto de una paranoia.

El Koro forma parte de las que podríamos llamar "enfermedades culturales", patologías psicosomáticas con un origen cultural. Aunque resulte realmente sorprendente... el mundo está lleno de ellas. Los estudiantes de África Occidental ven entorpecido su pensamiento por lo que llaman "niebla cerebral". Los esquimales sufren de "histeria ártica", una especie de estado de pánico en la cual las víctimas se desprenden de sus ropas y corren desnudos en el frío hasta caer en coma. Los habitantes de las islas Wellesey en Australia sufren de ataques de pánico ulcerosos conocidos como Malgri si se sumergen en el mar sin haberse lavado las manos de restos de alimentos que se han producido en tierra (la tierra y el mar son enemigos en su mitología). Los malayos son presa de una furia asesina, el amok, tan terrible que el nombre ha llegado a occidente y se emplea para describir los estados psicóticos en los que caen por ejemplo los desequilibrados que cometen masacres en escuelas o hamburgueserías.
Y la verdad es que, aunque estas dolencias puedan parecer curiosas o exóticas, en occidente tampoco nos libramos de ellas. ¿Cómo podemos explicar de otra forma la sobreproporción de enfermedades tales como la bulimia o la anorexia en Europa frente a Japón? Estas dos patologías podrían considerarse "enfermedades culturales" occidentales. El poder de las normas culturales y sociales sobre la psique es de sobras conocido. De igual forma que es difícil que un individuo que no crea que la tierra y el mar son enemigos muera de Malgri, tampoco es probable que alguien que no se obsesiona con su apariencia física y ciertos cánones de belleza y extrema delgadez sufra anorexia.

10 de julio de 2011

Yo sí puedo...y ¿tú?










Si puedes mantener la cabeza
cuando todos a tu alrededor la pierden y te echan la culpa,
si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti,
pero al mismo tiempo comprendes la desconfianza.
si puedes esperar y no cansarte en la espera,
o siendo objeto de mentiras, no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio,
y aún así no te las das de santo ni de sabio:

Si puedes soñar, y no dejar que los sueños te dominen.
Si puedes pensar, y no hacer de los pensamientos tu meta,
Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre
y tratar a estos dos impostores de la misma manera.

Si puedes soportar el escuchar que las verdades que tú has dicho
son manipuladas por bribones para embaucar con ellas a los necios,
o contemplar destrazadas las cosas a las que has dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas con herramientas desgastadas.


Si puedes amontonar todas tus ganancias
y jugártelo todo de una vez a cara o cruz
y perder, para volver a empezar de donde partiste
y no decir palabra sobre lo perdido.

Si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en el camino mucho después de uqe hayan perdido su fuerza
y así aguantar cuando no te quede nada
excepto la Voluntad que les dice: “¡Aguantad!”.

Si puedes hablar con multitudes y guardar tu virtud,
o caminar entre reyes sin perder la sencillez.
Si ni enemigos ni admiradores pueden dañarte.

Si aprecias a todos pero a ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto
con los sesenta segundos que lo recorren,
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más, ¡Tú seras un Hombre, hijo mío!
                    
                                  Rudyard Kipling


Un poema realmente emocionante, controvertido, del cual se ha hecho miles de especulaciones, su autor un británico nacido en Bombay, educado en Inglaterra, hijo de militares de medio rango destinado en la India, envuelto en arte hindú e imperialismo inglés.
Ganó el premio Nobel  de Literatura en 1907 ensalzó como nadie una época en la que la supremacía británica dejaba su influencia en casi todos los rincones del planeta, su semilla imperialista se confundía con la convivencia intercultural, en  esa ambigüedad se encuentra la grandeza de poemas como el arriba expuesto.

“Piensa en grande y tus hechos crecerán
Piensa en pequeño y quedarás atrás
Piensa que puedes y podrás
Todo está en el estado mental”
Rudyard Kipling
 

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