El tener una actitud positiva no tiene que depender
exclusivamente de lo que te rodea o de otras personas. Aunque las condiciones externas no sean del todo favorables tú puedes desarrollarla,
pues la felicidad no es una consecuencia del exterior, sino una actitud
para enfrentar la cotidianidad, el día a día. Si quieres puedes transformar tu perspectiva
siempre que tengas la voluntad de hacerlo.
La diferencia entre el éxito y el fracaso no es más que la postura que
asumimos frente a las situaciones que la vida nos presenta, a la
capacidad de autoestima que tengamos y a la forma como nos relacionemos
positivamente con los demás.
Una actitud mental positiva no te
convertirá en el más rápido, el más inteligente, o el más fuerte.
Tampoco eliminará todos los problemas, pero sí te permitirá aprovechar
al máximo tu potencial y obtener los mejores resultados.
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