11 de febrero de 2013

**A dormir también se aprende**

 

Pasamos unos 25 años de nuestra vida durmiendo, sin embargo, muchas veces no damos al descanso nocturno la importancia que merece. Investigaciones recientes han demostrado una clara relación entre la cantidad y la calidad del sueño y el estado de la salud y la esperanza de vida. 
Nuestros malos hábitos de sueño influyen de forma negativa en el organismo: dolores de espalda, insomnio crónico, somnolencia diurna, gastroenteritis, hipertensión y cardiopatías son sólo algunas de las nefastas consecuencias que pueden evitarse si seguimos unos sencillos consejos.
Son varios los factores que influyen en la calidad de nuestro descanso. Conseguir mantener unos hábitos adecuados al acostarnos es uno de los principales. Las rutinas antes de dormir son muy importantes, ya que de esta manera acostumbramos al cuerpo a seguir un ciclo regular.

Para mejorar tu calidad de sueño, ten en cuenta las siguientes recomendaciones:
  • Intentar mantener un horario regular de irnos a la cama, tanto entre semana como los fines de semana (Si es posible). Intentando mantener también  un horario regular para las comidas, medicación, tareas y otras actividades. Esto te ayudará a mantener el reloj interno.
  • Intentar irse a la cama solamente cuando tengamos sueño.
  • Si te has ido a la cama y no tienes sueño no consiguiendo quedarte dormido, TRANQUILO. Lo que puedes  hacer es que después de unos 20 minutos en la cama, sal del dormitorio y realiza alguna actividad tranquila, como leer o escuchar música suave (evitando cualquier actividad estimulante como por ejemplo utilizar el ordenador). De esta forma y realizando esta actividad vuelve a la cama cuando te entre el sueño y no antes. Hay que evitar el quedarse dormido fuera del dormitorio. Es importante que se repita  este proceso las veces que sea necesario incluso si es preciso varias veces en una misma noche.
  • Utiliza el dormitorio solamente para dormir y para las relaciones sexuales
  • Es muy recomendable establecer un  ritual relajante antes de irse a dormir, como un baño caliente, o diez minutos de lectura, ayudan a comenzar la desactivación que el cuerpo necesita para entrar en fase de sueño.
  • Es bueno realizar ejercicio regularmente. Eso si , el ejercicio que hagamos debe ser un ejercicio suave y no debe hacerse en el plazo de 4 horas antes de dormir. Si nos gusta hacer un ejercicio más vigoroso no se debe hacer en el plazo de 6 horas antes de irnos a dormir.
  • Evita dormir durante el día. Si una siesta ocasional es necesaria, debe ser de menos de una hora y justo después de comer. 
  • Evita picar cosas dulces antes de irte a la cama.
  • Aleja el reloj despertador de tu vista, pues el ir viendo cómo pasan las horas sin dormir, no es de gran ayuda, por el contrario, te llevará a un estado de ansiedad que te mantendrá despierto.

 ¡Pon en práctica estas sencillas pautas y logra un mejor descanso!

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