Cuando nos fijamos en alguien, generalmente tratamos de buscar que tenga algunas cosas distintas a nosotros, ¿por qué será? ¿Será porque lo que es diferente, atrae, fascina?
Sin embargo....¿qué pasa después de un tiempo de conocerse ?
Queremos que sea parecido a nosotros o casi igual.
Sin embargo....¿qué pasa después de un tiempo de conocerse ?
Queremos que sea parecido a nosotros o casi igual.
Hay estudios psicológicos, que muestran como resultado, que las personas se separan,
por la misma razón que en un primer momento las hizo enamorarse; que extraño suena y que contradictorio, no? Pero a pesar de que parezca algo casi cómico y contradictorio, se da.
Nuestra tendencia como humanos, en una relación de pareja, hace que generalmente tengamos ganas de cambiar las cosas que nos tendieron a enamorar de nuestra pareja, a nuestro modo, por ejemplo:
Esa talla de rebelde, la que después deseamos que sea más “domable”.
Esa actitud de seducción que nos cautivó , después sentimos que puede ser hasta “peligrosa” .
Esa sobre protección con la cual nos sentimos seguros, queridos , protegidos y que más tarde nos hace sentir como que “nos ahoga”.
Y así , muchísimas más....
Variadas conductas que vimos tan virtuosas en la etapa de la conquista y después en la del enamoramiento,
pero que con el paso del tiempo , vemos como defectos, a medida que “la anestesia del romance", va desapareciendo; ¡QUÉ IRONÍA!.
Actualmente todos vemos como cada día tantas parejas se casan o bien inician una vida juntos tan”enamorados” y ya después de incluso, un corto tiempo, terminan por alejarse, y/o llegar al divorcio.
La respuesta que desde la psicología se nos ofrece es que, siempre estamos predispuestos a quedarnos con lo que se nos opone, pues nos complementa, sin embargo cuando llegamos al momento de estar tranquilos, en la intimidad del hogar, por ejemplo, en donde aflora la convivencia , la cotidianeidad ,
cuando ya no idealizamos, sino que se empieza a ver al otro tal cual es, se inician los problemas.
¿Es acaso el amor, una ilusión óptica que encandila nuestros ojos, en dónde sólo vemos lo bello o lo que queremos ver , sobre todo al inicio?
Y tal vez nuestro propio egoísmo o caprichos, con el tiempo de conocer a nuestra pareja, queremos cambiar lo que no nos gusta?
En cuanto a los consejos que damos los terapeutas, para revertir un inminente fracaso, es como se diría entrar a “negociar”, para mejorar la calidad de la relación.
Pero hay que tener muy en cuenta que si lo que se quiere negociar, o ceder, está ligado íntimamente con la esencia de cada uno, entonces nos daremos cuenta que no es amor, es sólo una ilusión, pues querremos cambiar la esencia del otro, y eso es un acto egoísta que nunca debiera darse, cada uno es tal como es, y así debe ser entendido y respetado.
¿Podemos pensar, cambiar por amor? y...¿hasta dónde? ¿cuáles serán los límites?
Sin embargo, si pensamos bien y consideramos que un cambio, sería bueno para mejorar aquello que no funciona en la pareja, sin duda es un signo de inteligencia muy grande., siempre y cuando no entremos a la naturaleza propia del ser que amamos.
Considerando también que nuestra personalidad, se ha ido moldeando a través de la vida, a las experiencias vividas, a las circunstancias buenas y malas, no viene hecha, pero tampoco puede quedar libremente dispuesta a ser “manejada” por el otro.
Creo que para lograr una buena convivencia y una relación duradera, en donde prime el metro cuadrado de cada uno y no se trate de alterar, creando una personalidad dinámica y flexible, también ayudarán a reforzar la propia identidad, a sentirnos seguros con nuestra manera de ser y de lo que pensamos.
Por lo mismo, hará más fácil el corregirnos cuando veamos que nos estamos apartando del camino trazado con nuestra pareja.
Ninguno de los dos, debe cambiar su forma de ser por el otro, sino a favor de uno mismo , de la relación y del proyecto que se ha trazado juntos.
Debemos de ser libres en saber cabalmente donde queremos ir, no amarrados, y quizás ésta sea la única forma y la más importante, pues podremos tomar libremente, cualquier camino, si cuyo fin es llegar al umbral en donde está el ser que tanto amamos.
por la misma razón que en un primer momento las hizo enamorarse; que extraño suena y que contradictorio, no? Pero a pesar de que parezca algo casi cómico y contradictorio, se da.
Nuestra tendencia como humanos, en una relación de pareja, hace que generalmente tengamos ganas de cambiar las cosas que nos tendieron a enamorar de nuestra pareja, a nuestro modo, por ejemplo:
Esa talla de rebelde, la que después deseamos que sea más “domable”.
Esa actitud de seducción que nos cautivó , después sentimos que puede ser hasta “peligrosa” .
Esa sobre protección con la cual nos sentimos seguros, queridos , protegidos y que más tarde nos hace sentir como que “nos ahoga”.
Y así , muchísimas más....
Variadas conductas que vimos tan virtuosas en la etapa de la conquista y después en la del enamoramiento,
pero que con el paso del tiempo , vemos como defectos, a medida que “la anestesia del romance", va desapareciendo; ¡QUÉ IRONÍA!.
Actualmente todos vemos como cada día tantas parejas se casan o bien inician una vida juntos tan”enamorados” y ya después de incluso, un corto tiempo, terminan por alejarse, y/o llegar al divorcio.
La respuesta que desde la psicología se nos ofrece es que, siempre estamos predispuestos a quedarnos con lo que se nos opone, pues nos complementa, sin embargo cuando llegamos al momento de estar tranquilos, en la intimidad del hogar, por ejemplo, en donde aflora la convivencia , la cotidianeidad ,
cuando ya no idealizamos, sino que se empieza a ver al otro tal cual es, se inician los problemas.
¿Es acaso el amor, una ilusión óptica que encandila nuestros ojos, en dónde sólo vemos lo bello o lo que queremos ver , sobre todo al inicio?
Y tal vez nuestro propio egoísmo o caprichos, con el tiempo de conocer a nuestra pareja, queremos cambiar lo que no nos gusta?
En cuanto a los consejos que damos los terapeutas, para revertir un inminente fracaso, es como se diría entrar a “negociar”, para mejorar la calidad de la relación.
Pero hay que tener muy en cuenta que si lo que se quiere negociar, o ceder, está ligado íntimamente con la esencia de cada uno, entonces nos daremos cuenta que no es amor, es sólo una ilusión, pues querremos cambiar la esencia del otro, y eso es un acto egoísta que nunca debiera darse, cada uno es tal como es, y así debe ser entendido y respetado.
¿Podemos pensar, cambiar por amor? y...¿hasta dónde? ¿cuáles serán los límites?
Sin embargo, si pensamos bien y consideramos que un cambio, sería bueno para mejorar aquello que no funciona en la pareja, sin duda es un signo de inteligencia muy grande., siempre y cuando no entremos a la naturaleza propia del ser que amamos.
Considerando también que nuestra personalidad, se ha ido moldeando a través de la vida, a las experiencias vividas, a las circunstancias buenas y malas, no viene hecha, pero tampoco puede quedar libremente dispuesta a ser “manejada” por el otro.
Creo que para lograr una buena convivencia y una relación duradera, en donde prime el metro cuadrado de cada uno y no se trate de alterar, creando una personalidad dinámica y flexible, también ayudarán a reforzar la propia identidad, a sentirnos seguros con nuestra manera de ser y de lo que pensamos.
Por lo mismo, hará más fácil el corregirnos cuando veamos que nos estamos apartando del camino trazado con nuestra pareja.
Ninguno de los dos, debe cambiar su forma de ser por el otro, sino a favor de uno mismo , de la relación y del proyecto que se ha trazado juntos.
Debemos de ser libres en saber cabalmente donde queremos ir, no amarrados, y quizás ésta sea la única forma y la más importante, pues podremos tomar libremente, cualquier camino, si cuyo fin es llegar al umbral en donde está el ser que tanto amamos.
Lo importante es ser cada uno como somos, con defectos y virtudes, saber aceptarnos por medio del amor y así evitar muy conscientemente un quiebre definitivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario