29 de septiembre de 2011

**Mejorar la Concentración**


Todos tenemos instancia, en mayor o menor medida, de lo poderosa que puede llegar a ser la mente, la cual posee la capacidad de amplificar o minimizar, es el órgano de la percepción y del conocimiento, y en ella se encuentran las funciones de la imaginación, la memoria, la atención, el juicio, el discernimiento y la consciencia; por lo tanto, teniendo en cuenta, que hablamos de un instrumento vital, que acompaña al ser humano durante toda su existencia, no es lo mismo una mente dispersa y fragmentada, que una mente estable y bien gobernada.
La dispersión de la mente crea muchas dificultadas: entendimiento incorrecto, tensiones....Mientras que una mente que esté establecida con firmeza ,bien sujeta al mando de la voluntad y la conciencia, es una herramienta muy valiosa y fiable.
Muy pocas personas pueden darse el beneplácito, de contar con una mente así. Los seres humanos, somos como una hoja a merced de nuestros automatismos mentales, y no podemos decir en justicia que pensamos, sino que la mayoría de las ocasiones, somos víctimas de nuestros pensamientos mecánicos.
De la misma manera que la dispersión mental debilita, neurotiza, confunde y desarmoniza, la concentración mental nos cohesiona psíquicamente, nos protege contra pensamientos inadecuados e insanos y de estados mentales perniciosos, nos permite un juicio más profundo y esclarecido, potencia la memoria y nos permite hacer todo con mayor precisión, cordura y habilidad.
La concentración es la fijación de la mente en un soporte, consiguiendo estabilizarse en el objeto que la ocupa, con lo cual la comprensión se hace más profunda y enriquecedora.
Solemos prestar atención a aquello que nos interesa, ya sea por las propias características del estímulo (tamaño, color, forma, movimiento…) o por nuestras propias motivaciones. Así pues, la atención y el interés están íntimamente relacionados, al igual que la atención y la concentración.
Para el logro de sus aspiraciones, para el buen éxito en todo lo que persigue, el hombre necesita de algo vital en todo momento y lugar:
“La concentración de propósito, de pensamiento, de sentimiento y acción.” (RHona)

La capacidad de atención o concentración está estrechamente relacionada con el estrés y la empatía hacia lo que se hace.
Así es fácil ver niños o niñas que suelen ser etiquetados de déficit de atención y no los han visto jugando con la consola horas y horas sin pestañear.
Hay que ser paciente en el ejercicio de la concentración, que gana en intensidad y pureza con la práctica perseverante y gradual, pues al principio la mente se escapa una y otra vez al control de la persona, pero, con paciencia, se debe una y otra vez también, regresar al objeto de la concentración.
La práctica de la concentración tiene por objeto adiestrar a la mente para que pueda dirigirse a lugares u objetos determinados a voluntad y conscientemente. Así como un invidente que ha de aprender a moverse en una ciudad desconocida necesita un entrenamiento previo, la mente, antes de familiarizarse con un nuevo camino, necesita un adiestramiento largo y específico.

A continuación expondré algunos ejercicios o técnicas que han demostrado, su efectividad para aumentar la concentración a los largo de su práctica diaria, y que constituyen un valioso aporte para el desarrollo mental y físico.
En primer lugar, reserva para estos ejercicio entre 5 y 10 minutos cada día en los que sepas que no van a haber interrupciones, busca un lugar apropiado de la casa, donde tengas la seguridad que nadie te va a molestar, adopta una postura cómoda, y empecemos el proceso:
* Cierra los ojos
* Respira profundamente
* Fíjate en tu respiración. Nota cómo inspiras (el aire entra en tus pulmones lentamente)…
y cómo expiras (el aire sale lentamente de tus pulmones)…
* Sigue fijándote en la respiración. Nota cómo inspiras… y cómo expiras…
* Si notas que tu mente se va a otro sitio, eso está bien. Simplemente haz que se fije de nuevo en la respiración.
De forma tranquila. Sin frustraciones. Sin brusquedades, de vuelta a la respiración.
* Sigue así un mínimo de 5 minutos.

En el siguiente ejercicio, vamos a intentar concentrarnos, en un objeto, en lugar de nuestra respiración, adoptando una postura confortable, al igual que en el anterior ejercicio, y procederemos de la siguiente manera:
*Coloca una imagen frente a ti. Observa la imagen con una mirada firme.
*Cierra luego los ojos y visualiza la imagen en el centro de tu corazón o en el entrecejo.
*Cuando la imagen se desfigure en tu visión mental, abre los ojos y mírala de nuevo.
Ciérralos unos minutos después y repite el proceso.
*En las etapas iniciales de la práctica puedes concentrarte en un punto en la pared, en la llama de una vela, en una estrella brillante o en cualquier otro objeto que agrade a tu mente.
*Al principio se debe entrenar a la mente a concentrarse en objetos ordinarios.
Más tarde podrás concentrarla con éxito en objetos sutiles y en ideas abstractas.
*El pensamiento tiende a escapar hacia otros aspectos que inquietan y que fluyen espontáneamente, por lo que se hace necesario volver al principio cuantas veces sea necesario hasta que por fin se logre la concentración, cada vez por más tiempo.
*Rechazar los pensamientos no es recomendable, sólo hay que observarlos y dejarlos ir sin involucrarse en ellos. Así, podemos llegar a pensar lo que queremos y no someternos a pensamientos que no deseamos, presionados por circunstancias externas.

El propósito es adquirir conocimiento y educar la mente. Esto también nos permite concentrarnos en el presente, ese fugaz momento tan importante, del que la mayoría de las veces no tenemos conciencia porque estamos pensando en el pasado o porque nos estamos preocupando por el futuro.
El aquí y ahora es la verdadera aventura, pero no estamos ni disponibles ni atentos obsesionados por nuestras agendas y nuestros planes.
La imposición de afinar la atención en un solo objeto se dificulta por la movilidad de la mente que tiende a fluctuar y desviarse de un pensamiento a otro.
El cuerpo deberá estar relajado mientras se realiza la concentración y tampoco se deberá llevar la concentración al punto del cansancio cerebral, por pretender hacerlo bien por demasiado tiempo.
Unos pocos minutos cada vez es suficiente para empezar y se podrá ir prolongando el lapso de tiempo. Lo importante es la regularidad y la constancia.


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