13 de julio de 2011

Gelotofobia



Gelotofobia, en el vocablo griego, gelos quiere decir risa y fobos miedo, la fobia se impulsa en cuando la persona que la padece escucha a otra persona reírse. Es ahí precisamente cuando relacionan esta reacción con su personalidad y se origina la sensación de que han dicho o hecho algo ridículo, de forma tal que piensan el fenómeno como un ataque personal. El problema es que consideran que cualquier risa o carcajada que se escuche en su entorno está relacionada con ellas, hasta el punto de que la situación puede provocar síntomas propios de un ataque de ansiedad: sudoración, mareo y temblores.

 Este trastorno afecta principalmente a personas jóvenes que viven una etapa delicada -la adolescencia- con tendencia a sufrir inseguridad, timidez, y miedo al rechazo. La consecuencia es que estas sensaciones se mantienen en el tiempo y se exageran hasta generar terror a mantener relaciones sociales y al contacto con desconocidos. La inseguridad generada por esta fobia contribuye a que la persona se aísle socialmente e, incluso, sufra depresión.

-¿Cómo podemos evitar la gelotofobia?

  • Tanto padres como educadores deben evitar ridiculizar al niño o joven. Los errores infantiles no deben ser castigados con la humillación.
  • No utilizar la burla sarcástica ni la mofa para controlar un comportamiento no conforme. Hay que desechar otros métodos para avergonzar al niño como privación de cariño o de atención, o una vigilancia excesiva.
  • No juzgar de forma autoritaria una conducta o comentario; es mejor opinar y dar las razones por las se piensa de forma diferente para que la persona lo comprenda.
  • No comparar con otros, es mucho más efectivo poner ejemplos de conductas deseadas. Poner a otras personas como modelo podría hacer disminuir la autoestima.
  • Colocar "etiquetas" afecta mucho a los jóvenes, que están desarrollando su identidad. Hay que evitar frases del tipo: "es que eres..." con connotaciones negativas, ya que eso pueden incorporarlo a su autoconcepto fácilmente.
  • Si aparecen situaciones hilarantes, es importante que no se menosprecie a la persona. Intentar reírse "con ella", nunca "de ella".
  • Educar a los jóvenes a tolerar la sensación de ridículo. Aprender a ser autocrítico con uno mismo para mejorar, nunca para menospreciarse.
  • Enseñar a reírse de uno mismo es un aprendizaje sano que relaja a la persona en situaciones sociales.
  • Si la situación provoca un estilo de vida defensivo que tiende al aislamiento social, lo mejor es acudir a un especialista.

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