Una de las habilidades fundamentales de la inteligencia emocional es el adecuado manejo de las
emociones en uno mismo, también llamada autocontrol emocional. El control de las emociones no
significa que ellas deban suprimirse, sino que se refiere a cómo manejarlas, regularlas o transformarlas
si es necesario. Supone poseer una serie de habilidades que permitan a la persona hacerse cargo
de la situación, tomar decisiones entre alternativas posibles y reaccionar de manera controlada ante
los diversos acontecimientos de la vida. El autocontrol puede ser enseñado y aprendido, de allí que
sea uno de los objetivos de los programas de educación emocional. El autocontrol emocional persigue
encontrar el equilibrio emocional para alcanzar la autonomía y el bienestar personal.
Poseer control emocional no significa que no tengamos que enfrentarnos en la vida diaria a
situaciones que impliquen conflictos con otras personas o situaciones, significa saber superar los bloqueos emocionales que ciertas situaciones pueden provocar. Lo verdaderamente importante es intentar reconocer y controlar las emociones negativas para que no desplacen las positivas.
La dinámica de la sociedad actual enfrenta a las personas de manera continua a situaciones que le
ocasionan enfado o irritaciones, ansiedad o preocupación, estrés, miedo o depresión. El autocontrol
emocional supone el conocimiento de uno mismo e implica la observación y percepción de nuestras
emociones en esas circunstancias, para poder generar estrategias de afrontamiento apropiadas.
En ese sentido se recomienda:
Autoconocerse a través de la propia reflexión para identificar las emociones positivas y negativas
que experimentamos.
Controlar la expresión de las emociones negativas y promover la expresión de las emociones
positivas, esto favorece nuestro bienestar personal y las relaciones con los otros.
Estrategias para el control de las emociones:
a) La respiración:
La respiración es esencial para la vida. Una respiración correcta es un antídoto contra el estrés.
Los ejercicios de respiración han demostrado ser útiles en la reducción de la ansiedad, la depresión,
la irritabilidad, la tensión muscular y la fatiga. La respiración nos proporciona una mejor oxigenación
optimizando la vida, cuanto más oxigenado tengamos el cerebro, seremos más claros, más lúcidos y
más eficaces.
b) La relajación:
La relajación es tan importante como la respiración, ambas están interrelacionadas a tal
punto que una modifica la otra. Cuando nuestro cuerpo está en tensión, envía señales al cerebro
de que no estamos tranquilos y se genera un círculo promotor de ansiedad. Para mantener la
regulación emocional es importante mantener también un cuerpo relajado y tonificado.
La relajación física resulta esencial para combatir estados emocionales relacionados con la
ansiedad, el estrés, el miedo, el manejo de la rabia y la depresión, entre otros.
c) La visualización:
El propósito de la visualización es reprogramar las actitudes mentales de la
persona y así capacitarlo para efectuar cambios positivos en su mente, emoción y conducta.
d) La meditación:
La meditación es un estado de sosiego que permite observar los propios pensamientos y actitudes.
Es beneficiosa tanto física como mentalmente, y estimula la agudeza mental.
e) El control del pensamiento o terapia cognitiva:
En las situaciones normales de la vida diaria, entre los sucesos y la emoción existe un diálogo
interior. En la mayoría de los casos la emoción procede de la interpretación del suceso y no del propio
suceso, y esta interpretación está mediada por los pensamientos que se tengan al respecto. En ocasiones,
se tienen pensamientos deformados o distorsionados de la realidad que hacen estallar y/o exacerbar
emociones negativas, es lo que se denomina distorsiones cognitivas o pensamientos automáticos.
«Hemos llegado a creer que una persona “es inteligente” si tiene títulos académicos
o una gran capacidad en alguna disciplina escolástica (matemáticas,
ciencias, vocabulario). Pero los hospitales psiquiátricos están atiborrados de pacientes
con esas credenciales. El verdadero barómetro de la inteligencia es una
vida feliz y efectiva, vivida cada día, y cada momento de cada día».
Wayne W. Dyer , 1976.